lunes, 7 de marzo de 2016

¿Es Alemania la solución al desempleo en España?

Corría el año 2011 cuando el semanario alemán Der Spiegel adelantaba la siguiente noticia: el Gobierno de la canciller Angela Merkel estaba dispuesto a ofrecer al entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, un programa para atraer a Alemania a jóvenes licenciados y especialistas españoles. Berlín pretendía así matar dos pájaros de un tiro: combatir la falta de mano de obra cualificada en Alemania, y ayudar a España con su grave problema de desempleo juvenil. 

La noticia generó decenas de titulares de prensa y supuso la oficialización de una realidad en ciernes: la locomotora económica europea se estaba convirtiendo en escenario de una nueva migración española con diferencias y similitudes con la migración española a la Alemania de los años 60. Un fenómeno que algunos no tardaron en describir como “El vente pa' Alemania Pepe 2.0”. 

Los medios alemanes también se hicieron eco de la (presuntamente) masiva llegada de jóvenes desempleados españoles y de otras nacionalidades sudeuropeas a la primera economía de la UE. Un fenómeno presentado en Alemania en la mayoría de ocasiones como una oportunidad de oro para un país con una grave crisis demográfica, pero también como una amenaza para el sistema de ayudas sociales germano, del que los extranjeros presuntamente venían a abusar. 

Cinco años han pasado desde que la noticia de Der Spiegel saltase a la arena pública, tiempo en que el imaginario popular se ha llenado de referencias a la nueva migración española en Alemania y también de productos culturales de éxito comercial como la película “Perdiendo el norte” o su secuela televisiva “Buscando el norte” que, con más o menor acierto, se hacen eco de esa realidad. 

Llegados a este punto, convendría hacerse una serie de preguntas: ¿realmente hay tantos españoles en Alemania? ¿Tan masiva es la nueva migración española en Alemania? Y, sobre todo, ¿es Alemania la solución al grave problema de desempleo juvenil y no tan juvenil que sufre España? 

Cifras oficiales 

Las cifras oficiales sobre la comunidad española en Alemania no dejan duda: el crecimiento ha sido mantenido desde el inicio oficial de la crisis económica, pero en ningún caso exponencial. Al menos así lo apuntan los datos tanto de la Oficina Federal de Estadística alemana (Destatis) como de los diferentes consulados españoles en el país. Según el registro de extranjeros de Destatis, entre 2009 y 2014, la comunidad española en Alemania creció en 42.000 personas, de las 104.000 a las 146.000.

Los datos ofrecidos por los seis consulados españoles no diferen mucho de los de Destatis: en 2009, había algo más 123.000 ciudadanos españoles registrados en los seis consulados en el país. Al cierre de 2015, esa cifra superaba levemente los 147.000. La comunidad española está en todo caso muy por detrás en número de otras comunidad extranjeras en Alemania, como la turca, la italiana o la de los ciudadanos de la antigua Yugoslavia. 

Aunque es evidente que hay un importante contingente de ciudadanos españoles que, tras llegar a Alemania, no se registran ni en los ayuntamientos locales ni en los consulados, parece claro que los que se convierten en residentes, acaban apareciendo en las estadísticas oficiales, que sirven así de un buen termómetro sobre la dimensión real de la nueva migración. 

En todo caso, las cifras oficiales apuntan que Alemania no es el destino número 1 para buscar un futuro vital y laboral entre los migrantes españoles. La llamada locomotora económica europea está por detrás de otros destinos como Francia o Argentina, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística. ¿Está Alemania, por tanto, sobrevalorada? 

Volver para quedarse 

“Como salida laboral pienso que Alemania no está más o menos sobrevalorada que otros destinos de su entorno como Reino Unido. Como salida vital, en cambio, la integración supone un reto mucho mayor que en otras latitudes debido principalmente al idioma y a la idiosincrasia del país y sus habitantes”. Así lo asegura Diego Ruiz del Árbol, cofundador de la plataforma Volvemos.org, nacida recientemente para facilitar el retorno del talento fugado de España durante los últimos años a causa de la crisis económica y la precariedad. 

Diego sabe lo que dice cuando habla sobre Alemania: vive desde hace una decada en Berlín, adonde llegó en busca de nuevas experiencias vitales y laborales. Sin embargo, ahora lo tiene claro: este ingeniero informático volverá próximamente a España con su familia. Para quedarse. Para él, la aventura berlinesa está llegando a su fin. 

Con el retorno de migrantes como él, con un bagaje diferente al de los que se quedaron, Diego cree que la realidad laboral española podría mejorar: “Es necesario un cambio de discurso para superar el estigma que ha acompañado al emigrante en los últimos años. Creemos que es necesario cambiar el 'nos vamos' o 'nos echan' por el 'Volvemos', y partiendo de ese cambio de mensaje, cambiar la realidad laboral de España”. 

Según cálculos hechos por los fundadores de la plataforma Volvemos a partir de las estadísticas oficiales, uno de cada cuatro españoles emigrados durante los últimos años ha vuelto a casa. El potencial del retorno está, por tanto, ahí. 

Precariedad como realidad 

Entre los miembros de la comunidad española en Berlín, es común hacer bromas sobre la migración presentada por programas de televisión como el ya mítico “Españoles por el mundo”: programas que suelen presentar la migración como una realidad idílica, en la que sus protagonistas han hecho carrera profesional o tienen boyantes negocios propios. El fracaso brilla en ellos por su ausencia. 

Desde la introducción de la llamada Agenda 2010 (paquete de reformas de recorte social y flexibilización del mercado laboral) hace una década por el entonces canciller socialdemócrata alemán Gerhard Schröder, si bien el número de desempleados en Alemania ha tocado mínimos históricos, no es menos cierto que la cifra de personas que trabajan en condiciones precarias (minijobs, contratos definidos, etcétera) ha aumentado enormemente. Según cifras de Destatis, en 2012, 8 de los alrededor de 40 millones de trabajadores eran clasificados como precarios en Alemania. La precariedad es así una realidad objetiva del actual mercado laboral germano. Una realidad de la que, evidentemente, la nueva migración española tampoco escapa. 

“Nos encontramos, sobre todo, con gente que aún desconoce sus derechos como emigrantes en Alemania, por ejemplo el derecho a prestaciones sociales”, asegura Daniel, miembro de la Oficina Precaria de Berlín, un colectivo que forma parte de la Marea Granate de Berlín y que asesora a extranjeros hispanohablantes sobre sus derechos y deberes sociales en Alemania. “Esto es importante de aclarar si tenemos en cuenta que muchas personas han llegado con la idea de encontrar un sustento digno, que luego no es tan fácil conseguir. También recibimos dudas sobre el seguro de salud (de obligatorio pago en este país), temas relativos a la vivienda o de derecho laboral. Más allá del desconocimiento del idioma, la mera identidad de 'Südländer' (sudeuropeos) conlleva un esfuerzo extra para defenderse en estos dos últimos aspectos, ya que te lo suelen poner menos fácil aún que a las personas alemanas”. 

La conclusión que se extrae, en definitiva, tras hablar con españoles con experiencia como emigrantes en Alemania es que la primera economía europea, lejos de la realidad presentada actualmente por algunas películas, series y programas de televisión, está lejos de ser la solución al grave problema de desempleo que sigue sufriendo España. 

Y ello sin tener en cuenta el coste personal que supone asentarse en un país que no es el luyo, por muy integrado que se esté. “El emigrante sale de España para resolver un problema a corto plazo (falta de perspectivas laborales) sin tener ni idea de las verdaderas consecuencias de la decisión que está tomando”, reflexiona Diego, de la plataforma Volvemos.org. A lo que Dani, de la Oficina Precaria de Berlín, añade: “Como dice una psicóloga que colabora con nosotros, la emigración conlleva un proceso de duelo, y muchas veces no nos damos cuenta a las primeras de cambio”.

Reportaje publicado en El Confidencial.

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