viernes, 15 de mayo de 2015

Alemania e Israel: ¿pasado que une y presente que separa?


Cuando Rolf Friedemann Pauls, el primer embajador de la República Federal Alemana en Israel, llegó a Tel Aviv en 1965, necesitó la protección de los servicios secretos israelíes durante las primeras semanas en su nuevo destino diplomático. La llegada de Pauls al aeropuerto de la capital de Israel estuvo acompañada de protestas y gritos de “Nazis raus” (“Nazis fuera”). Los recuerdos sobre el bárbaro holocausto planeado y ejecutado por el nacionalsocialismo estaban todavía demasiado frescos en el joven Estado judío. El hecho de que Pauls fuera oficial en el Ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial tampoco ayudó demasiado. 

El actual presidente de Israel, Reuven Rivlin, estudiante de 25 años de edad en aquellos días, también participó en las protestas. Coincidiendo con el 50 aniversario del inicio de las relaciones diplomáticas entre Alemania e Israel, la opinión de Rivlin es completamente diferente: “Alemania es hoy un faro de la democracia en el mundo”, declaró el presidente israelí en una entrevista concedida al tabloide alemán Bild Zeitung durante su visita oficial de tres días a Berlín para conmemorar las cinco décadas de relaciones diplomáticas entre ambos países. 

Rivlin no tiene problema en reconocer que Alemania es actualmente el principal aliado de Israel en Europa. “Lo más asombroso” de la amplia y variada colaboración actual entre ambos Estados “es el brutal contraste con la oscura historia del pueblo judío” en Alemania. Así lo declaró al inicio de su visita al país heredero de los crímenes cometidos por el nazismo. El ministro de Exteriores alemán, el socialdemócrata Frank Walter Steinmeier, tampoco ha dudado en asegurar que la reconciliación de alemanes e israelíes “roza el milagro”. 

Amistad tormentosa 

Y pese a las alabanzas que se han cruzado estos días los máximos representantes de ambos países, las relaciones entre Alemania e Israel siguen siendo difíciles. Una tormentosa amistad que tiene el conflicto de Oriente Medio como principal telón de fondo y que se acaba proyectando irremediablemente en las cada vez más complicadas relaciones entre la Unión Europea e Israel.

“Entre amigos se pueden y se deben abordar las diferencias abiertamente. Por ejemplo, nosotros hemos dejado clara nuestra posición respecto a la construcción de asentamientos en los territorios ocupados; desde nuestra perspectiva, la construcción de asentamientos es ilegal y también un obstáculo para una solución pacífica con los palestinos”. Son palabras de Steinmeier con motivo de la visita del presidente israelí a Alemania. Debido a la evidente responsabilidad histórica que recae sobre cualquier Gobierno federal alemán respecto a la cuestión judía, el Ejecutivo de Merkel tiene que hacer malabares verbales cada vez que critica la ocupación que Israel mantiene en Cisjordania.

Las declaraciones del máximo responsable de la diplomacia germana no tardaron en encontrar una respuesta de Rivlin: “Como amigos, aceptamos que no siempre tengamos la misma opinión. Sin embargo, Alemania también tiene que entender que la necesidad de Israel de defenderse puede llevar a decisiones que no siempre sean aceptables para Europa”, dijo el presidente de Israel en una entrevista con la televisión pública alemana. Todo un aviso para navegantes sobre las divergencias que se ciernen sobre las relaciones entre la Unión Europea y el recién estrenado Gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

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