domingo, 29 de abril de 2012

Un cubano en Berlín



La historia de Jorge Luis García Vázquez está estrechamente ligada al pasado de Berlín como capital de la Guerra Fría, como la ciudad que ejemplificó a la perfección a esa guerra improbable y la paz imposible que enfrentó a dos bloques, a dos sistemas que esperaban la irremediable caída del otro.

Jorge Luis llegó a la Alemania oriental y socialista hace más de 20 años como traductor y acompañante de los trabajadores cubanos invitados por la República Democrática Alemana. Gracias a sus conocimientos del alemán, hacía de intermediario entre las autoridades germanorientales y los trabajadores cubanos. Hasta que los servicios secretos de Fidel Castro le pidieron que espiara a un músico cubano considerado como sospechoso por el régimen castrista. Jorge Luis se negó e intento encontrar un salvoconducto a través de la embajada estadounidense para pasar a Berlín occidental. La policía política oriental, la Stasi, tenía pinchado el teléfono de Jorge, quien acabó detenido en la tristemente famosa cárcel de Höhenschönhausen y devuelto a Cuba. Allí también estuvo encarcelado, hasta que finalmente el gobierno cubano decidió expulsarlo de la isla. Actualmente, Jorge vive y trabaja en la capital alemana, e investiga las conexiones entre los servicios secretos cubanos y de la desaparecida RDA.

Recientemente estuvo como invitado en el programa Alemania con acento de la televesión internacional alemana Deutsche Welle. Tuve la oportunidad de elaborar el perfil que abrió la entrevista. Lo podéis ver en el minuto 3:30 del siguiente enlace.

jueves, 5 de abril de 2012

Los intereses de Rajoy

El Gobierno español de Mariano Rajoy ha hecho suya (con aparente absoluta convicción o porque no le queda más remedio por representar intereses bastardos) la política económica de austeridad dictada por Berlín y Bruselas. Rajoy lo declara una y otra vez, hasta la saciedad: el objetivo prioritario e irrenunciable de su Gobierno es reducir el déficit público del Estado, acabar con las crecientes deudas del país. Mientras, la economía española, nuevamente hundida en la recesión, se enfanga cada vez más en unas arenas movedizas de las que difícilmente saldrá con más recortes, por mucho que Merkel se empeñe en recetar a Madrid esa política económica. Analistas dan por hecho que si el Ejecutivo Rajoy mantiene su rumbo económico, el desempleo alcanzará en España el 30 por ciento a finales de este mismo año. Un dato escalofriante, insostenible y que la historia nos demuestra como extremadamente peligroso: con ese nivel de desempleo llegó Hitler al poder en Alemania, por poner un claro ejemplo.

El tiempo pasa rápido y a Rajoy se le agota el crédito tan sólo 100 días después de asumir el poder. Las reformas llegan, pero ante ellas surge irremediablemente una pregunta: ¿a qué intereses responden esas reformas? ¿A los de todos los empresarios y emprendedores, o sólo a los de las grandes empresas? ¿Acaso sólo las grandes compañías crean empleo? Hace poco escuché una propuesta en el genial buzón de voz del programa de Radio 3 Siglo XXI que me parece digna de ser tomada en cuenta por el equipo económico de Rajoy: que el despido por 48 días trabajados al año sea pagado sólo por aquellas empresas que puedan permitírselo, mientras que el despido a 25 días o menos sea pagado por los pequeños y medianos empresarios, que son los que están sufriendo verdaderamente esta crisis. La reforma laboral se ajustaría así mucho mejor a la maltrecha realidad económica del país.

Y mientras, los tecnócratas de Bruselas se apresuran en bendecir los recortes de los gobiernos de la periferia y en aprobar los créditos mal llamados "paquetes de ayuda". Sin embargo, no nos llegan noticias desde Bruselas de los impuestos a la economía especulativa (la llamada tasa a la transacciones financieras), una medida que la devastada economía real hace años que pide a gritos.

Dicen que los jóvenes españoles son la generación perdida. Yo no lo creo: los jóvenes, a diferencia de sus mayores, no tienen nada que perder porque su gran mayoría no tiene nada. No han cambiado ideales por bienestar. O como escribió Walter Benjamin, sólo desde la derrota se es invencible. Los jóvenes españoles cada vez tienen menos miedo. Las estrecheces avivan el ingenio, la crisis exige capacidad de emprender, de reaccionar. En Berlín hay bastantes ejemplos de ello. Recientemente estrené colaboración con el diario ABC con un artículo sobre la presencia de empresas españolas en Alemania. En él incluí tres ejemplos de jóvenes pymes españolas que funcionan con éxito en Alemania, un país donde todavía queda  crédito y algunas oportunidades, aunque habría que preguntarse si a costa de la periferia. Aquí tenéis el artículo:

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