viernes, 19 de agosto de 2011

Fuckparade 2011: que no pare la música



El video que abre este post tiene una historia curiosa: fue rodado en el lejano 2000 (cuando Berlín todavía tenía algo de salvaje) por el artista Matthias Fritsch desde uno de los camiones de la Fuckparade. Fritch, que dice querer jugar con el concepto del voyeurismo a través del objetivo de su cámara, colgó el video en internet en 2001. Seis años después, casi como una pieza arqueológica de la Red, el video bautizado como "techno viking" fue descubierto por la comunidad de youtube y se convirtió rápidamente en un trending topic: en sólo seis meses, más de 10 millones de internautas lo vieron, lo que desencadenó una cascada imitadora de 700 versiones del mismo.

Seguro que para muchos de vosotros este espectacular video, que por momentos puede despertar dudas sobre si que lo muestra es el reflejo de la pura realidad o más bien pura ficción, fue el primer y último contacto con la Fuckparade, una manifestación musical de inspiración reivindicativa y berlinesa que nació como oposición a la malograda Loveparade. Mañana, la Fuckparade vuelve a convocar a sus adeptos. Esta vez, con la gentrificación y especulación urbanística tan de actualidad en la capital alemana como caballo de batalla. El lema de la presente edición es una declaración de intenciones: "Fomentar la subcultura! Frenar los desalojos! Usar los espacio libres!". Una cita obligada para conocer lo que hay debajo de la actual fachada berlinesa.

Escuché de la Fuckparade por primera vez en 2003. Alguien me habló de un desfile underground de punks y techneros nacido a finales de los noventa que pretendía mostrar su rechazo a la Loveparade, que de amor y libertad ya no tenía nada de nada, pues había pasado de ser una convocatoria contracultural a un macroevento comercial masivo y masificado. Su triste desenlace, premonizado por el escalofriante lema "baila o muere", puso punto y final a la Loveparade, pero no a su minoritaria oposición a la que el tiempo parecía darle la razón. El mismo 2003 acudí al desfile por curiosidad, y quedé bastante sorprendido por la explosiva mezcla: desde punks borrachos y drogados abroncando a una policía sorprendentemente paciente, pasando por gente que bailaba a ritmo del tecno más oscuro o el drumm&bass más cañero, hasta curiosos que se unían a las carrozas sin saber de qué iba la historia. Todo ello en un ambiente de milagrosa armonía.

Desde 2001, la Fuckparade tuvo problemas para conseguir una convocatoria legal de la marcha, hasta que el Tribunal Contencioso-Administrativo Federal sentenció en 2007 que la convocatoria de fiesta no tenía nada, y la declaró una manifestación pura y dura. Pero una manifestación de carácter festivo donde la música seguía jugando un papel central. Este año, los convocantes no han tenido problema alguno para conseguir el permiso pertinente e incluso han recibido cierta atención de la prensa: la Zitty recoge la convocatoria en su agenda semanal, y medios como la ZDF o radio Fritz han hecho hueco al evento en sus parrillas. Los organizadores cuentan con 18 camiones de diferentes estética y estilo musical, y con la participación de al menos 3.000 personas.

Para Thomas Rupp, portavoz de la organización de la Fuckparade 2011, la cosa está clara: "Apostamos por un desarrollo urbanístico equilibrado y nos oponemos a la expulsión de la subcultura del centro de Berlín". Así lo deja patente el manifiesto de la presente Fuckparade que protesta explícitamente contra el desalojo de casas postokupadas como la Liebig 14 y la Brunenstraße 183. Para Thomas, eventos como la Fuckparade sirven para ganar espacio en el espectro mediático en contra de los inversores y especuladores alemanes y extranjeros, que, en su opinión, están haciendo de la ciudad un casino urbanístico y están acabando con el auténtico espíritu de Berlín y sus habitantes. "Nos vemos como los precursores de manifestaciones musicales como el Mediaspree o el Euromayday, todas hijas de alguna manera de la Fuckparade. Contra el lobby del capital sólo cada uno de nosotros pueda aportar su pequeño grano de arena". Y para ello, la música no debe parar.

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