sábado, 31 de enero de 2009

Ironías...

De vuelta en Berlín, de vuelta en Europa. De vuelta ante mi mesa de oficina desde la que tengo que informar a través de dos pantallas de ordenador, de los asépticos textos de las agencias de información y un puñado de canales de televisión. Ironías de la vida: sentado en medio de mi segura y abundante realidad continental, hay qué ver cómo echo de menos a Cuba y a los cubanos, cómo echo de menos esa isla pese a sus deficencias, su jineterismo, sus contradicciones y sus realidades desdobladas.

Sin haber tenido tiempo de ponerme a pasar las notas y los recuerdos de mi experiencia cubana, lanzo una pequeña e irónica reflexión nacida de una información que preparé ayer mismo. Raúl Castro, hermano del Comandante en Jefe y actual presidente de Cuba, está de visita oficial en Rusia. Su primera visita a ese país desde la caída de la Unión Soviética, "unos viejos amigos", como él mismo llamó hoy a los rusos.

Ya se sabe: en estos encuentros de grandes estadistas siempre hay espacio para la distensión y el disfrute. Así fue que Raúl tuvo la oportunidad de degustar una magnífica invitación culinaria del actual presidente ruso, Dimitri Medvedev: asado, pan negro y vodka.



Una nota que sería anecdótica en otros países, pero que no lo es en Cuba. Una nota que bien seguro arrancaría una media sonrisa irónica y socarrona al correoso cantautor cubano Ray Fernández, cuyas canciones se sitúan genial y melancólicamente más allá de la línea roja de la necesaria autocensura. Una nota que bien podría servirle de inspiración para componer otra canción como la de Matarife.

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