sábado, 6 de diciembre de 2008

El cine mudo como arma social

En el número 14 de la Morusstrasse, justo en medio de la colonia Rollberg situada en el mal afamado distrito de Neuköln, hay un interesante proyecto: la asociación Morus 14. Neuköln es conocido, entre otras cosas, por ser el gueto de Berlín: alta tasa de inmigración y una sociedad civil poco estructurada en ciertas de sus partes son los ingredientes que hacen repetir una otra y vez esa falsa reputación.

Morus 14 es una de tantas asociaciones de la capital alemana que intentan convertirse en una herramienta estructuradora de vecindarios más o menos problemáticos. En este caso, la colonia Rollberg, compuesta por bloques de viviendas que pese a encontrarse en el oeste de la ciudad, bien traen al recuerdo la arquitectura socialista del este berlinés. A veces los políticos se olvidan de que para evitar problemas sociales es fundamental la prevención, y ahí entran en juego ese tipo de iniciativas de trabajo social que permiten a los vecinos sentirse parte activa de algo y crear por ellos mismos un lugar de encuentro que fortalezca la sociedad civil de los barrios obreros. Algo de eso tendríamos que aprender en no pocos extrarradios españoles.

¿Cómo llegué al Morus 14? La asociación ha tenido la genial idea de proyectar todos los primeros miércoles de mes clásicos del cine mudo. Todos hemos visto alguna vez cine mudo, pero creo que pocos hemos visto una película muda enterita y muchos menos en una sala de cine, es decir, de forma colectiva. La sensación fue extraña y confortable a la vez: en la sala se juntó una curiosa masa en la que se mezclaban alemanes de diferentes edades con algún que otro turcoalemán, una masa que reaccionaba de forma entusiasta al humor de piruetas corporales de Charles Chaplin en The kid. Estamos tan acostumbrados a ver cine sonoro y en color, que nos sorprendemos cuando nos damos cuenta de que los clásicos del cine mudo nos pueden hacer disfrutar, y mucho.

¿Las próximas citas?: el 7 de enero, Asphalt, de Joe Mays (1929); el 4 de febrero, Tartüff, de Friedrich Murnau (1925); y el 4 de marzo Eine Frau in Paris, del genial Charles Chaplin (1923).




P.D: la entrada es gratuita, pero se aceptan de buen grado pequeñas donaciones que sirvan para mantener el proyecto.

1 comentario:

Marta dijo...

Olá Andreu! Xelente artigo sobre a Bosnia! Obrigada por teres partilhado connosco. Gostei do teu blog. Vou-te lendo!
Beijinho
Marta (Portugal)